¿Estrés? Descubre cómo está afectando tu piel y cómo revertirlo
¡Hola a todos los lectores de El Blog de Thanaka! Hoy vamos a hablar de un tema fascinante que a todos nos toca de cerca: el estrés y cómo este enemigo invisible puede hacer estragos en nuestra piel. Así que toma asiento, relájate (si puedes), y acompáñanos en este viaje para descubrir el impacto del estrés en nuestra piel y cómo podemos mantenerla en su mejor estado a pesar de las tensiones diarias.

¿Qué es el estrés y cómo nos afecta?
Primero, comprendamos qué es el estrés. El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibimos como amenazantes o desafiantes. Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina. Estas hormonas preparan a nuestro cuerpo para la famosa respuesta de “lucha o huida”, aumentando nuestro ritmo cardíaco, nuestra respiración y preparándonos para enfrentar el peligro. Pero, ¿qué pasa cuando el estrés es constante y no hay un león persiguiéndonos?

El estrés y su impacto en la piel
La piel, el órgano más grande de nuestro cuerpo, no es inmune a los efectos del estrés. Aquí te explicamos cómo:
- Acné y brotes
El estrés puede causar un aumento en la producción de sebo, el aceite natural de la piel. Cuando hay demasiado sebo, los poros se pueden obstruir, lo que lleva a la formación de acné. Además, el cortisol puede incrementar la inflamación en el cuerpo, exacerbando condiciones como el acné.
- Envejecimiento prematuro
El estrés crónico puede acelerar el proceso de envejecimiento. El cortisol descompone el colágeno y la elastina, las proteínas responsables de mantener la piel firme y elástica. El resultado: arrugas y líneas finas que aparecen antes de tiempo.
- Psoriasis y eczema
Para quienes sufren de afecciones como la psoriasis o el eczema, el estrés puede ser un desencadenante importante. El estrés puede agravar estas condiciones, haciendo que los brotes sean más frecuentes y severos.
- Rosácea y sensibilidad
El estrés también puede hacer que la piel se vuelva más sensible y reactiva, exacerbando condiciones como la rosácea. Puede provocar enrojecimiento, picazón y una sensación de quemazón en la piel.

Cómo combatir el estrés para proteger tu piel
Ahora que sabemos cómo el estrés afecta nuestra piel, veamos algunas estrategias para mantenernos relajados y, por ende, proteger nuestra piel:
Autocuidado y rutina de skincare
Una de las mejores maneras de combatir el estrés es dedicando tiempo a nosotros mismos. La rutina de skincare no solo es fundamental para mantener la piel saludable, sino que puede convertirse en un momento de autocuidado y amor propio.
Dedica unos minutos cada día a tu rutina de cuidado de la piel. Limpieza, sérum, hidratación y protección solar son pasos esenciales que no solo mejorarán tu piel, sino que también te proporcionarán un momento de relajación y cuidado personal. Este tiempo de calma puede ser una excelente manera de reducir el estrés y mejorar tu bienestar general. Nuestros productos favoritos para nutrir y reparar tu piel son los de Ootness, ya que además de cuidar tu piel, ofrecen una experiencia sensorial placentera con sus texturas suaves, aromas sutiles y la sensación revitalizante y relajante que dejan en la piel.
Si no sabes cómo iniciar una rutina adecuada para ti, te recomendamos hacer este test para conocer tu tipo de piel, ya que este es el primer paso para armar la rutina perfecta. Solo da clic en el siguiente botón.
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Practica la relajación
- Meditación y mindfulness: Dedica unos minutos al día a la meditación. Respirar profundamente y centrarse en el presente puede reducir significativamente los niveles de estrés.
- Yoga: Esta práctica no solo ayuda a relajar la mente, sino que también mejora la circulación y el tono muscular, lo que beneficia a la piel.

Alimenta tu piel desde adentro
- Dieta equilibrada: Consume alimentos ricos en antioxidantes como frutas y verduras, que combaten los efectos del estrés oxidativo en la piel.
- Hidratación: Beber suficiente agua es esencial para mantener la piel hidratada y eliminar toxinas.

Actividad física
El ejercicio libera endorfinas, las hormonas de la felicidad, que pueden combatir el estrés. Además, mejora la circulación, lo que ayuda a que la piel se vea más saludable y radiante.

Sueño de calidad
El sueño es el momento en que nuestro cuerpo se repara y se rejuvenece. Asegúrate de dormir al menos 7-8 horas cada noche para darle a tu piel el tiempo de regenerarse.
